Friday, July 27, 2007

Vladimir S. Soloviev y la Teohumanidad

Buenas. Después de varios meses de ni siquiera aparecerme por aquí, hoy regreso para hablar un poco de uno de los máximos exponentes de la teología rusa del Siglo XIX; me refiero, por supuesto, a Vladimir Sergueyevich Soloviev [1853-1900]

Lo conocí, como siempre me ha tocado conocer a mis autores favoritos, por referencias indirectas. Hace cerca de un mes leí, en algún foro, a un usuario citando a, en sus palabras, un "Cardenal de la Iglesia". La frase citada era: "el anticristo se presenta como pacifista, ecologista y ecuménico". La frase, ciertamente me llamo la atención; para cualquier lector medianamente suspicaz se hace evidente que esas palabras son la conclusión de reflexiones harto profundas. Movido por la curiosidad de descubrir las reflexiones que concibieron aquella síntesis tan exacta del relativismo moral, y también por la novedad de leer a un Príncipe de la Iglesia hablando del anticristo, googleé y descubrí que el autor era el Cardenal Giacomo Biffi.

En fin, la bien lograda frase la pronunció en febrero pasado en el contexto de los ejercicios espirituales del Romano Pontífice, estando además, presente la Curia Romana. Habló también del filósofo ruso Vladimir S. Soloviev y su libro "los tres diálogos y el cuento del anticristo, del que citó:
"Convocará un concilio ecuménico y buscará el consenso de todas las confesiones cristianas, concediendo algo a cada una. Las masas le seguirán, menos pequeños grupos de católicos, ortodoxos y protestantes. Acosados por el anticristo le dirán (esos grupos) que él les da todo menos lo que les interesa, que es Jesucristo" [1].
En fin, impresionado por la profunda agudeza intelectual de un hombre visionario que se adelanto 120 años a los hechos, busqué libros del autor en internet, con mediación de una amiga, y encontré una pequeña obra intitulada "Teohumanidad: discursos sobre filosofía de la religión"; recopilación de una serie de conferencias que Soloviev dictó entre 1877 y 1878 (¡con sólo 24 años!). El pequeño libro, de sólo 217 hojas, contiene un impresionante caudal de especulaciones rigurosamente filosóficas de impecable coherencia lógica. Después de leer a éste autor entendí a un nivel completamente nuevo la filosofía de Platón, al que tenía tan despreciado por considerarlo ampliamente superado, y al grandioso Emmanuel Kant. Además, no deja de sorprenderme su impresionante sentido profético... y no uso la palabra en su sentido místico, sino queriendo poner patente su capacidad para vincular los hechos, analizarlos y profundizarlos para después proyectarlos en una visión del futuro ahora confirmada.

Su análisis de la ineficacia de los sistemas políticos actuales, su predicción de la victoria y posterior caída del socialismo, su explicación del positivismo, de la cada vez más aguda infelicidad del hombre; su explicación del papel histórico-necesario de la evolución del sentido religioso, de la reforma protestante y de la revolución francesa son impagables. Había pensado en parafrasear alguna de sus perlas, pero no podría hacerlo so pena de demeritar sus impecables analogías y recursos ejemplificativos, así como la belleza y el vigor de su dialéctica; por tanto sólo voy a copiar algún párrafo del segundo discurso:

"La persona humana -y me refiero a cada persona concreta- posee un significado incondicional, divino. En esto, el cristianismo coincide con la civilización secular contemporánea. Pero, ¿en qué consiste esta incondicionalidad, esta divinidad de la persona humana?

Incondicionalidad, como otros conceptos emparentados [absolutez, infinitud] posee dos significados: negativo y positivo. La incondicionalidad negativa que indudablemente posee la persona humana consiste en la capacidad de ir más allá de cualquier contenido finito, limitado; en la capacidad de no detenerse en él, de no darse por satisfecho con él, sino exigir más; en la capacidad, como dice el poeta, "de buscar dichas para las que no hay nombres ni medidas".

Al no darse por satisfecho con ningún contenido finito, condicional, el hombre se descubre a sí mismo libre de toda limitación negativa, descubre su incondicionalidad negativa, que constituye la garantía de un crecimiento infinito. Pero la insatisfacción con todo contenido finito, con toda realidad parcial limitada, es al tiempo demanda de realidad integral , demanda de un contenido pleno.

En la posesión de la realidad integral, de la plenitud de la vida, consiste la incondicionalidad positiva. Sin ella, o al menos, sin su posibilidad la incondicionalidad negativa no posee ningún significado; mejor dicho, significa una contradicción interna irresoluble. En tal contradicción se halla la sociedad contemporánea" [2]

Es decir, que la revolución francesa le reconoció a los hombres aspiraciones infinitas [incondicionalidad negativa], como efectivamente tenemos: le felicidad, la igualdad. Aspiraciones que quedaron plasmadas en la declaración de independencia de los Estados Unidos:

"Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad." [3]

Pero, a la vez que se reconocieron como infinitas las aspiraciones del hombre, se negó, con el positivismo que reconoce como única fuente de conocimiento verdadero lo que puede ser captado por la experiencia [es decir, imposibilidad de conocer entidades infinitas], la posibilidad de alcanzarlas. En fin, como me figuro que nadie está leyendo esto ya me despido no sin antes pegar uno de los párrafos de teohumanidad más significativos. Habla sobre el conflicto entre las aspiraciones infinitas del hombre y su incapacidad de alcanzar un satisfactor pleno:

"Si esta contradicción fuera puramente teórica, si se refiriera a una cuestión u objeto puramente abstracto, no resultaría tan fatídica, tan trágica; sería posible dejarla del lado, y el hombre podría eludirla para entregarse a la vida, a sus intereses vitales. Pero cuando la contradicción ocupa el centro mismo de la conciencia humana, cuando afecta al propio ego humano y se extiende a la totalidad de sus fuerzas vitales no hay ya forma de huir ni de substraerse a ella.[...] Nos vemos, entonces, ante el gran drama humano: un hecho que no quiere ser sólo un hecho, un fenómeno que no quiere sólo ser un fenómeno [...]" [4]


[1]http://radiocristiandad.wordpress.com/2007/02/28/una-luz-de-esperanza-algunos-empiezan-a-ver-claro/
[2] Teohumanidad, conferencias sobre filosofía de la religión. Colección Hermeneia-Sígueme, Págs 35-36
[3]http://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_Independencia_de_los_Estados_Unidos
[4]
Teohumanidad, conferencias sobre filosofía de la religión. Colección Hermeneia-Sígueme, Pág 38.

Tuesday, May 02, 2006

presentación...

Buenas. Soy el pensador, un sujeto de 19 años que, al iniciar "su" blog, pretende acomodar, plasmar, ordenar, y eternizar [hasta donde sea posible] sus ideas y reflexiones.

Siempre he sentido gran incomodidad por plasmar cosas personales en el papel: el seguro anonimato del internet es una invitación demasiado tentadora para dejarla ir.

En principio únicamente estoy interesado en poder tener mis pensamientos ordenados y a mi alcance, pero también valoraré las aportaciones que, como consecuencia de exponer mis ideas, vengan de otros cibernautas.

El nick que uso, "pensador", no pretende ser una ostentación de superioridad intelectual que, seguro se hará evidente, no tengo. Es sencillamente una definición de la esencia del hombre: ser un ser pensante, PENSAR; y también como homenaje a José Joaquín Fernández de Lizardi quien, bajo el seudónimo de "EL PENSADOR", publicara sus criticas sociales bajo la envoltura de elegantes novelas que invitaban a la reflexión. Quien no haya leído "El Periquillo Sarniento" no tiene perdón de Dios.

En fin, comenzamos...